sábado, 16 de octubre de 2010

Pacto de Tláhuac y Proyecto Indigena de nacíón

Pacto de Tláhuac y Proyectyo Indigena de nacíón

Estimados amigos

Les envío adjunto el documento denominado Pacto de Tláhuac y el documento Proyecto Indígena de Nación que fue el tema central de la reflexión durante el Encuentro Nacional Indígena realizado el pasado 11, 12 y 13 de octubre.
 
La iniciativa del Movimiento Indígena Nacional tiene por propósito rearticular al mayor número posible de organizaciones y Pueblos Indígenas del país alrrededor de un Programa Político Indígena que nos de a los Pueblos indígenas y sus organizaciones un perfil de actor Político Nacional que nos permita interlocutar con las fuerzas políticas nacionales democráticas, de modo que los cambios políticos estructurales que se avecinan no repitan el error histórico de los insurgentes e independentistas de 1810 y de los revolucionarios de 1910 que concibieron y construyeron un Estado nación considerando que México era de una sola étnia, de una sola lengua y de una sola cultura, es decir, impusieron su visión de Nación única y nos impusieron una renovada condición de vasallos de los nuevos gobernantes. Ahora estamos en condiciones de pactar con los demócratas del país un Proyecto Alternativo de Nación común.
 
Nuestras propuesta a los demócratas del país y a la Nación misma es la refundación del Estado Nación mexicano en un Estado Plurinacional que tendrá que ser de pluralidad jurídica y establecerá una nueva relación democrática, de equidad, de justicia y de diálogo intercultural con los Pueblos Indígenas y entre éstos y la sociedad nacional no indígena.
 
Este proceso de búsqueda de alianzas empieza entre nosotros mismo. Por eso acordamos iniciar un proceso de consulta a nuestras comunidades y bases sociales de las organizaciones sobre el Proyecto Indígena de Nación, de conformidad con los procedimientos internos de consulta de cada organización y Pueblo Indígena. El proceso terminará en una primera etapa el 9 y 10 de abril con la movilización nacional que haremos a la ciudad de México. Durante el proceso, las organizaciones y Pueblos Indígenas podrán proponer correcciones, añadidos y suscribir el Proyecto Indígena de Nación y coordinarse con el Movimiento Indígena Nacional en la lucha por sus reivindicaciones concretas e inmediatas así como para la construcción de una Agenda Política Nacional que nos permita actuar como un sujeto colectivo a nivel nacional.
 
Agradeciéndoles la atención a la presente, les envío mis deseos de paz
 
Tlacatenco Julio Atenco Vidal
Presidente de la CROISZ
Miembro de la Comisión Política del
Movimiento Indígena Nacional (MIN).
 

A LOS PUEBLOS INDIGENAS DE MÉXICO
A LA SOCIEDAD NACIONAL
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO
A LOS MEDIOS DE COMUNICACION NACIONALES E INTERNACIONALES
Reunidos en el centro de Tláhuac (isla de tierra evaporada), con la fortaleza espiritual de los pueblos zapotecas, Wirarika, Ñhañus, Maya, Tének, Yaquis, Purhépecha, Nahua, Na Savi, Matlazincas, Mazahuas, Tlapanecos-Mepahas, … los días 11, 12 y 13 de octubre, en el contexto del Día de la Dignidad y Resistencia Indígena,  como parte de los acuerdos del Foro Nacional Indígena realizado el 15 de septiembre en la ciudad de México; convocados por la Unidad de la Fuerza Indígena y Campesina (UFIC) y el Movimiento Indígena Nacional (MIN),  llevamos a cabo el ENCUENTRO NACIONAL INDÍGENA, nosotros, herederos de la mejor tradición histórica de lucha de nuestros pueblos de México, reunidos hombres y mujeres libres, manifestamos :
Considerando que los tiempos en los que la noche ha sido larga están por terminar. Que estamos unidos en armonía, en igualdad, autonomía y libre determinación. Que en atención a nuestros propios sistemas normativos, nos declaramos sujetos a la voluntad propia de nuestros pueblos, comunidades y naciones indígenas. Que, siendo nuestros territorios ricos en bienes y recursos naturales, tenemos a nuestro alcance la autosuficiencia, aunque erróneamente nos consideran pobres. Que la Nación Mexicana nos necesita, que nosotros somos una esperanza, que  somos un camino, que somos un proyecto de vida para las nuevas generaciones.
Teniendo presente que a 100 Años de la Revolución Mexicana y a 200 Años de la Guerra de Independencia (y a pesar de que la inmensa mayoría de los mártires fueron nuestros ancestros indígenas), seguimos resistiendo y con dignidad y seguimos exigiendo nuestro reconocimiento pleno en la Carta Magna de México para ser parte integrante del Estado-Nación.
Ratificando nuestra voluntad de unificarnos para luchar por un nuevo Congreso Constituyente que,  sin mutilación ni regateos, incluya a todos los pueblos indígenas y a toda la sociedad no indígena en una nueva Carta Magna para armonizar una nueva relación democrática, justa y libre, y formemos parte de un nuevo Estado Plurinacional  Democrático, y de pluralidad jurídica, que deba tener un rostro indígena, plural e incluyente; un México Plurinacional  y Democrático que anhelamos todos.

Reafirmando que unimos nuestras voces diversas como un solo puño para luchar por la transformación del país, por una Estado Plurinacional Democrático, Pluricultural y de Pluralidad Jurídica. Así mismo, decimos con toda la fuerza moral que nos asiste, que NO tenemos nada que celebrar en los festejos oficialistas del Bicentenario y Centenario, porque en realidad estamos honrando nuestros 518 años de gloriosa resistencia.
  
Recordando que al menos desde hace 30 años iniciamos el proceso de elaboración de un nuevo Proyecto de Nación con perspectiva indígena y que ha sido retomado a partir del nuevo camino de rearticulación del Movimiento  Indígena Nacional y en el marco de un proceso continuo de diálogo y reflexión permanente del Documento Proyecto Indígena de Nación, adoptamos los acuerdos  bajo el siguiente


PACTO DE TLÁHUAC

.                        Adoptamos el documento Proyecto Indígena de Nación presentado en la plenaria de Discusiones del Encuentro Nacional Indígena.
.                      Debemos hacer llegar a todos los hermanos de nuestros Pueblos indígenas lo que hoy estamos celebrando: la unidad y la adopción del Proyecto Indígena de Nación; explicarles que estamos en acuerdos y acciones conjuntas para que como pueblos indígenas contribuyamos a la refundación del Estado mexicano como un Estado Plurinacional Democrático.
.                          La pluriculturalidad significa la coexistencia respetuosa de la diversidad cultural y multilingüe que en la realidad es México; es la inclusión en el Estado y la sociedad de todos y todas, indígenas y no indígenas. El Proyecto Plurinacional y Democrático debe cerrar el pasado erróneo e injusto de 200 años y abrir un futuro de respeto y armonía entre las etnias diferentes culturalmente y  un nuevo capitulo a la interculturalidad.
.                              Acordamos realizar la defensa y recuperación de nuestros centros ceremoniales y memoria histórica  con acciones concretas, entre ellas recuperar el espacio de Itzamkanak (Candelaria, Campeche) donde fue cometido el magnicidio contra nuestro joven abuelo Cuauhtémoc.
.                            La refundación de la Nación mexicana deberá surgir de la reconstitución de los Pueblos Indígenas y de la propia sociedad mexicana no indígena. El Estado Mexicano no tiene fundamento ni futuro si, como ahora, carece de la integración autónoma verdadera de sus Pueblos Indígenas fundadores.
.                                 Las autoridades, legisladores y legisladoras presentes en el Encuentro Nacional Indígena, adoptamos también la propuesta de Proyecto Indígena de Nación.
.                       Por esa razón nos comprometemos a llevarlo a Consulta en nuestras regiones y espacios de representación, participación y decisión tradicionales y otros que así mismo nos demos: asambleas comunitarias, barrios, colonias, organizaciones, parlamentos, foros, encuentros, talleres, seminarios, consejos, coloquios, redes, medios, etc.
.                            El  periodo del proceso durará hasta el mes de marzo del año 2011. Una vez recabadas las aportaciones y los consensos del proceso nacional de Consulta, y obtengamos el Consentimiento libre, previo e informado, de nuestros pueblos para hacer público el Proyecto Indígena de Nación. Con este documento, abriremos un nuevo proceso de dialogo con los otros sectores de la sociedad a partir del Encuentro Nacional Indígena y Campesino a celebrarse el 9 y 10 de abril de 2011.
.                         A partir de entonces iniciaremos un proceso de movilización local, regional, estatal y nacional para hacer posible que los postulados del Proyecto Indígena de Nación sea retomado por la sociedad nacional.
.                          Nuestro Proyecto Indígena de Nación habremos de presentarlo ante las diferentes fuerzas políticas, sociales, económicas, culturales del país para dialogar con ellas, para pactar un Proyecto Alternativo de Nación común, para fincar alianzas políticas con ellos que contribuyan a construir una nueva mayoría social y política capaz de hacer realidad el Proyecto de Nación pactado. Para este efecto habremos de considerar los tiempos electorales pero no nos limitaremos a ellos sino que nos habremos de basar en los tiempos, espacios, dinámicas intereses y aspiraciones de nuestros Pueblos Indígenas y de sus organizaciones.
.                 Adoptamos los resolutivos de la Mesa Uno y Dos como parte de este Pacto de Tláhuac.
.                     Acordamos participar en las acciones pertinentes para rescatar a nuestra madre tierra, entre ellas participar en la Cumbre Mundial de Cambio Climático COP 16 a celebrarse en Diciembre de 2010 en Cancún, Quintana Roo, y la participación en la construcción de  los derechos de la madre tierra.
.           Asumimos, en el presente periodo histórico, la responsabilidad           de la reconstitución de los Pueblos Indígenas y la Refundación del Estado-Plurinacional Mexicano, bajo una nueva Constitucionalidad, con la inclusión plena, efectiva, real y definitiva de los Pueblos Indígenas y el reconocimiento de la pluralidad y diversidad cultural que exprese una genuina Unidad en la Diversidad de la sociedad mexicana. Esta es la responsabilidad que todos los firmantes del Pacto de Tláhuac asumimos solemnemente.

¡¡¡POR LA UNIDAD, AUTONOMÍA Y LIBRETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS!!!

¡VIVAN LOS PUEBLOS INDÍGENAS!

¡VIVA EL NUEVO ESTADO PLURINACIONAL  Y DEMOCRÁTICO!




Dado en Tláhuac, ciudad de México a los 13 días del mes de octubre de 2010.


       
PROYECTO INDÍGENA DE NACIÓN
POR UN ESTADO PLURINACIONAL DEMOCRÁTICO EN MÉXICO




I) FUNDAMENTOS HISTÓRICOS


II) POR UNA RELACIÓN POLÍTICA DEMOCRÁTICA E INTERCULTURAL


III) REFUNDAR EL ESTADO-NACION
HACIA UN ESTADO PLURINACIONAL DEMOCRÁTICO EN MÉXICO
MOVIMIENTO INDIGENA NACIONAL (MIN)
México

SEPTIEMBRE 2010
I)      FUNDAMENTOS HISTÓRICOS

1.-       La Nación mexicana se encuentra en un momento histórico de confluencia de una severa crisis económica recurrente, de una profunda crisis de representatividad política y de una terrible crisis o descomposición social.

            Este escenario ha sido posible debido a décadas de mal gobierno de una clase política ambiciosa que mediante el control del Estado fue capaz de institucionalizar su corrupción y amasar enorme fortunas con el erario público; que –violando la constitución hasta el cansancio- ha protegido los intereses del capital nacional y extranjero, en detrimento de los derechos de los trabajadores, de los intereses de la Nación y de la soberanía del país; que administra la pobreza con fines electorales, que mantiene una relación incestuosa con la delincuencia organizada; que impuso un sistema de gobierno policiaco mediante el cual sistemáticamente ha procurado desmantelar a las organizaciones sociales independientes y que administra la violencia institucional para eliminar o cooptar a líderes sociales o políticos opositores y reprimir o, como sucede ahora, criminalizar la protesta social. El llamado Estado Social de Derecho,  producto de la Revolución de 1910, muy pronto fue sustituido por un Estado Mafioso.

            Esta es una parte de la terrible historia que hemos vivido y compartido los Pueblos Indígenas con la sociedad nacional no indígena los últimos 80 años.

2.-       Pero la historia de violencia y agravios del Estado y su clase política en contra de nuestros Pueblos originarios de México es aún más atroz. Por 500 años hemos sufrido el genocidio del Estado que ha destruido físicamente a Pueblos Indígenas enteros; hemos padecido el etnocidio del Estado que ha destruido centenares de culturas originarias (desarticulando a nuestras sociedades, eliminando nuestras leyes e instituciones propias para apropiarse de nuestro patrimonio cultural e identidad milenaria); sufrimos del Estado y de malos mexicanos un permanente despojo de nuestras tierras, territorios y recurso naturales; sobrevivimos a pesar de la explotación que como esclavos vivieron nuestros abuelos en la colonia y en los primeros 100 años del México independiente; sobrevivimos en condiciones de negación étnica, de opresión política, de desprecio racista y  una política de Estado que nos segrega y margina política, cultural, social y económicamente de la Nación mexicana. 

            Nuestra historia de vejaciones no se explica solo en el  neoliberalismo o de otras formas del capitalismo moderno. Tiene su origen en la invasión española en 1521 (de su Estado feudal y mercenarios) y tiene continuidad y refinamiento con el nacimiento y consolidación del Estado mexicano.

            El modelo civilizatorio anahuaca o mesoamericano de nuestros ancestros se fue configurando a lo largo de unos 40,000 años, el tiempo que tiene el ser humano de haber llegado a este continente. Nuestros antepasados encontraron una manera propia de entender el espacio y el tiempo y así construyeron una cultura-civilización originaria.

            De hecho –hoy se sabe- únicamente en seis lugares se encontraron maneras propias de vivir el tiempo y el espacio: Egipto, Sumeria, China, India, los Andes y el Anáhuac. El modelo cultural que trajeron los españoles fue el originado en Egipto y Sumeria.

            Todo el saber anahuaca, tanto el científico, el tecnológico, como del hombre su lugar en el universo y su relación con Dios, el dador de vida, fue generado, conservado y enriquecido a través del sistema educativo anahuaca. Ahora es por todos reconocido que en tiempos de la invasión española, las civilizaciones de Mesoamérica eran mucho más avanzadas que las europeas en muchísimos campos del saber científico.

            La invasión española como un depredador acabó con nuestro sistema educativo: cooptando o matando a los tlamatinis y destruyendo sus centros educativos. Lo más notable de esta pérdida fue la quema de todas las bibliotecas que contenían la sabiduría anahuaca, una sabiduría acumulada por el esfuerzo de muchas generaciones durante milenios.

            Los pocos tlamatinimeh 'tlamatinis' guías o como diríamos ahora “maestros” que escaparon con vida se fueron a lugares apartados, generalmente montañosos, y transmitieron su saber en diferentes localidades. Al romperse la continuidad educativa y cultural anahuaca en general, se perdió no únicamente el hablar armonizante sino también el avance de nuestra civilización anahuaca.

            La quema de las bibliotecas de Tenochtitlan y Texcoco aun horroriza a cualquier ser humano medianamente educado. En este acto de barbarie desapareció mucho del saber científico de la antigua Anáhuac.

            La imposición de la religión católica apostólica y romana a los antiguos anahuacas fue el corolario de la esclavitud, y representó la pérdida de la libertad educativa, de pensamiento y manifestación espiritual de que gozaban los anahuacas. A los grilletes de pies y manos de nuestros abuelos se sumaron los grilletes al pensamiento y espiritualidad de las siguientes generaciones por 300 años.
           
            La destrucción de nuestra élite gobernante, científica, intelectual y espiritual, así como el sistema institucional y normativo de nuestros ancestros fue solo el principio del genocidio y etnocidio que la humanidad jamás haya visto. Los liderazgos políticos o religiosos podían sustituirse en breve tiempo, pero sería imposible recuperar el conocimiento milenario destruido por la ignorancia, barbarie, vulgaridad y avaricia española. La invasión hundió a nuestras sociedades en la oscuridad.

            El mundo actual se horroriza de la masacre de 6 millones de judíos a manos de los nazis. Pero no se atreve a mirar y menos enjuiciar el genocidio, la masacre de más de 20 millones de antiguos mexicanos causado por la espada española durante tan solo los primeros 60 años de la invasión. El mundo también se niega a mirar y cuestionar el etnocidio del Estado mexicano por haber combatido militarmente a unos Pueblos hasta casi su exterminio y haber pauperizado, aculturizado y asimilado a otro, todo lo cual finalmente logró la desaparición de más de 200 Pueblos-Culturas en todo el territorio nacional.

            El exterminio y asesinato de millones de nuestros abuelos y abuelas indígenas, la destrucción de nuestras instituciones políticas, sociales y culturales, la dominación espiritual y el saqueo ininterrumpido por 500 años de nuestras tierras, territorios y recursos naturales constituyen un CRIMEN DE LESA HUMANIDAD. Así, se rompió un proceso civilizatorio floreciente de más de 30 000 años

            Nosotros perdonamos, pero no olvidamos.

3.-       En tiempos de la Independencia de cada 10 mexicanos 8 eran hablantes de alguna lengua originaria. Fueron mártires y sangre indígena anónima derramada a caudales. A ellos el Movimiento Indígena Nacional les recordará con respeto y les rendiremos tributo el 30 de octubre en el monte de las cruces, Estado de México.

            No aceptamos que se identifique a estos mártires solo como “pobres” o “desposeídos”, porque con eso se quiere evitar reconocer que este sacrificio humano, en su inmensa mayoría, fue de nuestros ancestros indígenas. Los mexicanos deben saber que las masas revolucionarias de la independencia eran mayoritariamente indígenas y de ellos fue la mayor cuota de sangre para lograr la independencia de España. Esta es una deuda pendiente que tiene México con los Pueblos Indígenas.

4.-       Se pidió el concurso de los indios para engrosar los ejércitos  insurgentes y respondiendo al llamado se movilizaron como Pueblos, Tribus y Naciones generosamente y ofrendaron su vida esperanzados en lograr un cambio verdadero que restituyera sus territorios y respetara sus formas de vida y de gobierno interno (que ahora llamaríamos autónomo) en justa coexistencia con los nuevos mexicanos... Pero el pago fue la traición.
           
            Las realidades e intereses de indios y criollos eran muy diferentes.  Mientras que éstos últimos estaban en un conflicto con sus parientes españoles por poder y riqueza, nuestros ancestros indígenas vivían en conflicto permanente con españoles y criollos por la Invasión a nuestros territorios, la Explotación esclava, el asesinato alevoso y masivo y el Dominio político de que éramos víctima por 300 años... Sin embargo, en este ajedrez político militar los indios solo fuimos utilizados como peones de la revolución, solo nos veían como fuerza militar de choque, instrumentos militares individuales, masa desechable como punta de lanza.

            Los criollos estaban convencidos que por derecho divino eran los verdaderos dueños de la Nación mexicana. En este sistema de pensamiento los indios solo éramos sus sirvientes. Generaciones de criollos durante 300 años solo habían conocido a los indios muertos vivientes tributantes de la Corona, casi bestias aportando su mano de obra gratuita para la construcción de templos y palacios, por eso para los criollos no tenía importancia si de las manos indias emanaban obras de arte, pues solo eran sus sirvientes. Este era el concepto que los criollos tenían de nuestros abuelos y abuelas. Renegaban de los españoles, denunciaban su opresión política y la explotación a los americanos (los criollos se asumían como los americanos) pero tramposamente evitaban reconocer la condición de esclavos en que vivían nuestros abuelos y que eran los dueños originarios de los territorios ocupados por extranjeros españoles, criollos y luego también por mestizos. Por eso, los criollos insurgentes se comprometían a respetar la propiedad incluso de los españoles que no se opusieran a la revolución de independencia pero nunca se comprometieron a restituir las tierras y territorios a sus dueños originarios.

            Las proclamas del “Despertador Americano” de Hidalgo encierran un proyecto político en el que los criollos reclaman para sí el control del gobierno, la economía nacional y  la titularidad de la soberanía nacional, pues se reivindicaban como el Pueblo americano. En la tarea política de definir y pactar el Proyecto de Nación y de todo asunto de gobierno futuro los indios fueron ignorados, como si no existieran. Insurgentes e Independentistas concibieron -cada quien a su modo- y finalmente pactaron un proyecto de Nación étnicamente Única en la cual los Pueblos, Tribus y Naciones quedarían disueltos oficialmente.

6.-       Consumada la independencia, los nuevos mexicanos liberales y conservadores (criollos y mestizos), muy a pesar de que eran una clarísima minoría étnica y cultural, se dieron a la tarea de construir sus instituciones y sus leyes pensando que México era una sociedad de una sola etnia, de una sola cultura, de una sola lengua y de una sola religión. La gran diversidad cultural y étnica que componía el 80 % de la población nacional y que era indígena fue simplemente ignorada. Así, la tragedia india fue haber derramado su sangre solo para fincar el Estado de sus nuevos opresores.

7.-       Los conflictos entre liberales y conservadores del primer siglo del México independiente era una disputa por la Nación, por el control del Estado para favorecer un sistema de acumulación de capital.  Pero para unos y otros políticos, los indios y sus Pueblos eran considerados solo como un activo económico muy poco diferente de las bestias de carga, pues aunque la esclavitud se había  abolido por decreto del presidente Vicente Guerrero el 15 de septiembre del año 1829, y muy a pesar del triunfo Liberal y de sus concepciones doctrinarias hipócritas de igualdad ante la ley, la mayoría de nuestros abuelas y abuelos indígenas y sus Pueblos  continuaron sufriendo la esclavitud al menos hasta la revolución de 1910.

8.-       A principios del siglo XX de cada 10 mexicanos 6 eran hablantes de alguna lengua originaria. México llevaba 400 años que no dejaba de experimentar diversos levantamientos libertarios indígenas a lo largo de sus territorio, desde los mayas en Yucatán hasta los yaquis en Sonora. Pero ahora la participación de nuestros ancestros en el proceso revolucionarios de 1910 tenía objetivos propios. Sin embargo aunque se sumaron o hicieron alianzas regionales político militares y aportaron nuevamente una cuota de sangre muy alta... nuevamente fueron traicionados y no se cumplieron sus sueños libertarios.

            La incomprensión de la necesidad de interlocución política de los indios con las fuerzas políticas nacionales no indias derivó en una fatídica ausencia política de la palabra india en el Constituyente de 1917 y eso contribuyó a que éste reafirmara nuevamente a México como Nación étnicamente Única e indivisible y al nuevo Estado nacional como Monoétnico y Monocultural.

            Ahora con una presencia mestiza mucho mayor que la criolla, los nuevos gobernantes construyeron sus instituciones y leyes étnica y culturalmente mestizas. ¿Pero cuáles eran sus raíces? No tenían raíces propias.  Descubrieron que construir una identidad cultural que le diera unidad patriótica a la población era una prioridad nacional. No bastaba con haber instituido en la Constitución Federal las garantías individuales, las conquistas laborales, el reparto agrario, el derecho a la educación pública y gratuita, así como muchos otros derechos sociales que demandaba la mayoría de la población urbana y campesina y que en tiempos de la mayoría criolla y la burguesía reaccionaria eran impensables. Ahora tenían el Derecho pero les faltaba el Espíritu. Esto solo podría estar en los elementos identitarios indígenas, habría que expropiárselos, despojarles de ese patrimonio cultural hasta entonces solo reclamado por ellos y despreciado por la soberbia y vulgaridad criolla y mestiza que solo tenían ojos y pensamiento para la riqueza y el poder y no para la cultura, la ciencia y la vida espiritual. Su antiguo enemigo, Porfirio Díaz, les había dado la pista, él se había encargado de iniciar la recuperación de algunos antiguos centros ceremoniales para fundamentar la edificación de la identidad mexicana en el legado cultural de las antiguas culturas anahuacas o mesoamericanas.

            La Constitución Federal que fue considerada la más vanguardista del mundo moderno, en realidad siguió siendo tan conservadora y reaccionaria en su esencia étnica y cultural que las anteriores, debido a que conservó y refinó la relación de opresión política y étnica del Estado mexicano impuesta a nuestros abuelos indios que seguían siendo una absoluta mayoría social. Para acceder a los beneficios de tales derechos, que era como una apetitosa manzana frente a un hambriento de justicia y libertad, debíamos de renunciar a ser indígenas. La ratificación del modelo de Nación Única y de Estado monoétnico y monocultural fue una nueva traición y el inicio de un nuevo proceso de terrible etnocidio cultural nuestro calvario solo adoptaba otras formas ahora con el sello de la crueldad mestiza.

            Los políticos liberales y conservadores Constituyentes sabían de la lucha heroica de resistencia de los mayas en contra del invasor español al menos desde 1840 y en contra de la explotación de criollos y mestizos hasta 1901 cuando Porfirio Díaz por fin los pudo vencer militarmente aunque no acabar con su resistencia cultural. Sabían de la lucha de resistencia de los Yaquis desde los días de la invasión española y de la lucha autonomista del jefe Yaqui Cajeme cuyo legado aún era vigente durante los días del Constituyente. Sabían de los levantamientos militares de indios nahuas, ña-ñhú, tlahuicas, mazahuas, zapotecos y muchos otros más. La lucha libertaria india, aunque aislada una de otra, era ampliamente conocida. A pesar de todo, estos Constituyentes conceptualizaron   a nuestros Pueblos, Tribus y Naciones como simples comunidades o -peor aún- como grupos de campesinos pobres, ignorantes y analfabetas. Si bien los Liberales y Conservadores se disputaban el Poder y la Nación hasta la muerte, el tema indígena los unificó, ahora se unían para impedir la mención siquiera en la Constitución de la palabra indio o indígena, para garantizar que no se hiciera referencia alguna a la existencia de Indios o Indígenas en el territorio nacional. Así, volvimos a quedar como extranjeros en nuestra propia tierra al menos por otros 100 años más

9.-       Los nuevos liderazgos políticos e intelectuales liberales mexicanos nunca quisieron ver y reconocer a nuestros abuelas y abuelos indios como Pueblos, Tribus y Naciones originarias, como aliados para luchar por un Proyecto común de Nación étnicamente incluyente y culturalmente plural, porque nunca quisieron aceptar nuestro derecho a existir como sociedades originarias cultural e históricamente diferenciadas. En su momento los Insurgentes, independentistas y ahora los revolucionarios de 1910 evitaron hacer un compromiso de alianza política con nuestros Pueblos, Tribus y Naciones pues de hacerlo los hubiera obligado a compartir espacios de poder en el nuevo Estado y un lugar digno en la nueva Nación. En ellos pesó más el espíritu del conquistador español que la justicia histórica.

10.-     Zapata luchó heroicamente por la restitución de las tierras a sus Pueblos, su liderazgo y  espíritu de la lucha de su movimiento fue producto de formas de gobiernos y del pensamiento de indios autónomos, pero al mismo tiempo el movimiento zapatista y sus Pueblos se reconocían parte de la Nación mexicana (aunque ésta los discriminaba) y le reconocían potestad al Estado mexicano (aunque éste les ignoraba sus derecho fundamentales). Su desengaño los llevó a luchar a lado de Madero y luego en contra de él.  Por el contrario, otros Pueblos norteños como el documentado caso de la Tribu Yaqui, al menos hasta 1938, nunca se consideraron mexicanos porque lo que habían vivido por generaciones durante 300 años era que ahora los mexicanos habían sustituido a los españoles en la tarea de rapiña que hacían de sus recursos naturales, en el despojo de su territorio, la explotación y violencia racial de que eran objeto. Por eso los Yaquis siempre y hasta el presente han luchado por su autonomía.

11.-      Los campesinos indígenas lograron visibilidad debido a su alto nivel de organización político militar especialmente en el centro del país, pero sobre todo porque lograron formular y plantear ante la Nación un Programa Político propio como lo fue el Plan de Ayala que tenía como eje articulador la demanda agraria y expresaba la demanda principal de una sociedad nacional mayoritariamente campesina.

            Zapata cumplió su papel en el momento histórico que le tocó vivir y dignificó la lucha por la tierra. No obstante, el alto nivel político militar del movimiento zapatista, éste no logró perfilarse como Movimiento Étnico o Indígena ni reivindicar a los Pueblos, Tribus y Naciones indias como sujetos políticos, como actores en el escenario político nacional. En estos vacios conceptuales y programáticos estratégicos residió su fragilidad histórica.

            La reducción del Programa indio autonómico a un Programa Agrario fue una limitación histórica. La felicidad de los Pueblos indios y su renacimiento no podía devenir solo de la tierra en sí misma, pues la Tierra es un componente del cuerpo social y cultural de nuestros Pueblos originarios, el rector, pero no el único. Es nuestro corazón, pero sin el cuerpo no puede sobrevivir, como también nuestro cuerpo sin el corazón no es nada.

            El resultado del esfuerzo zapatista es desalentador. Los constituyentes de 1917 concedieron derechos agrarios a los campesinos y hasta protegieron la propiedad ejidal y comunal de la tierra; Obregón restituyó parcialmente la tierra a los Pueblos indios de Morelos y luego Cárdenas concluyó el reparto, sin embargo, a 80 años de distancia de esa “generosidad” criolla y mestiza la miseria campesina no ha cambiado. Las leyes del mercado, las reformas agrarias de 1992 y el Estado corrupto propiciaron la proletarización campesina que condujo a nuevos ciclos de concentración de la tierra y con ello también de pobreza y la degradación socio cultural de nuestros Pueblos hasta su casi extinción

            La lección revolucionaria india de 1917 es que el programa libertario de los Pueblos originarios no reside en la restitución solo de la tierra sino en la restitución de los Territorios ancestrales y autónomos en sus cinco componentes: a) Territorio y tierra, b) Gobierno propio, c) Ley propia, d) Lengua y cultura materna y e) Espiritualidad; Territorios en donde los Pueblos Indios podamos ejercer legal y pacíficamente autogobierno, administración y justicia y así recrearnos; Territorios en donde nuestros Pueblos originarios puedan gradualmente reconstituirse en su memoria histórica, identidad, instituciones y leyes. Ahora nos queda claro que esto es posible en el seno de un Estado plurinacional democrático, pluricultural, de pluralidad jurídica y una Nación incluyente. Por eso, los Pueblos Indígenas del presente somos zapatistas y, más aún, somos Autonomistas.

12.-     Además del racismo de Liberales y Conservadores, tres factores internos de los Pueblos, Tribus y Naciones indias fueron determinantes para que hayamos perdido esta segunda oportunidad histórica de redención étnica: A) La falta de proyecto político común entre los diversos Pueblos, Tribus y Naciones y culturas originarias del país que unificara a nivel nacional nuestros pensamientos, intereses y aspiraciones indígenas, B) La ausencia de pactos de unidad entre Pueblos, Tribus y Naciones que permitiera la construcción de una instancia de organización o coordinación  nacional indígena para la acción conjunta y C) La incomprensión de la necesidad de construir alianzas políticas con las fuerzas políticas no indígenas para Pactar a su vez un Proyecto de Nación común.

            Sin la existencia de los factores políticos de programa nacional indio y de organización nacional no era posible que se tendieran puentes de diálogo y de alianza política con otras fuerzas político-militares para pactar un Proyecto de Nación unitario.

            Los indios revolucionarios dejaron la política a los políticos y con ello también les dejaron nuestro futuro.

13.-     El Estado mexicano gobernado a partir de 1920 por una nueva clase política neoconservadora y conservadora, se propuso en los años 30´s resolver en definitiva “el Problema indio” mediante una política de Estado denominada Indigenismo.

            Esta política la empezó a construir Lázaro Cárdenas quien convocó a los científicos sociales del país y del extranjero, en especial a los antropólogos y arqueólogos como Gonzalo Aguirre Beltrán y Alfonso Caso para que aconsejaran la solución al “Problema Indio” de México. La primera conclusión de éstos fue destacar lo peligroso de la existencia étnica de los Pueblos Indígenas pues tan solo con su existencia cuestionaba el modelo de Nación Única existente desde hacía 150 años con el surgimiento del Estado y la  Nación mexicana. Una segunda conclusión fue que el Estado mexicano debía de apropiarse del Patrimonio   Cultural milenario e identitario de los Pueblos Indígenas y reclamarlo como elementos de la identidad de la Nación mexicana. Por eso habría que eliminar a los Pueblos Indígenas o reducirlos numéricamente a un nivel de bajo impacto, ya no con balas como fue durante los 120 años precedentes sino aculturizándolos, asimilándolos cultural y étnicamente.

            Finalmente la política de Estado en materia indígena denominada Indigenismo la instituyó Miguel Alemán Valdez en 1948 para lo cual fundó el Instituto Nacional Indigenista (INI). Tan exitosa fue esta política etnocida que México exportó la receta a los países de Centro y Sur América y los lideró por muchos años al fundar y dirigir al Instituto Indigenista interamericano (III).

            Los objetivos del Indigenismo han sido hasta ahora: A) asimilar culturalmente a los Pueblos Indígenas, esto es, que los indios asimilemos la cultura nacional “dominante” y dejemos de ser indígenas para ser verdaderos mexicanos. Esta política ha sido exitosa para el Estado mexicano. En tan solo 62 años ha logrado eliminar culturalmente a más de 100 Pueblos Originarios, es decir, casi la mitad de lo que lograron 300 años de masacres y dominio español. B) asimilar económicamente a los Pueblos Indígenas mediante la desarticulación y extinción de sus sistemas económicos  y la liberalización de la propiedad ejidal y comunal subordinándolos a las leyes económicas del sistema capitalista dominante. C) consolidar el dominio cultural étnico. En esta tarea le ha sido muy útil al Estado su política poblacional y de estadística pues obsesivamente se  preocupan por hacer creer al país que la población indígena es una ínfima minoría social, ni siquiera una minoría étnica, solo un sector social más. Oficialmente al menos durante los últimos 50 años somos el 10% de la población nacional, cuando sabemos extraoficialmente que probablemente seamos actualmente al menos el 40% de la población nacional; como decíamos antes, esta política poblacional está relacionada con la intensión de disminuir al mínimo las pretensiones políticas de nuestros Pueblos Originarios para modificar el carácter Monocultural, Monoétnico y Monolingüístico del Estado nacional. D) apropiarse del patrimonio cultural de nuestras culturas anahuacas o mesoamericanas madre y expropiar los elementos identitarios de los actuales Pueblos Indígenas para fincar en este legado cultural  milenario las raíces identitarios de la nación mexicana.

            El indigenismo como política de Estado ha promovido una cultura nacional técnicamente contradictoria pero con un doble propósito subliminal políticamente perverso. Por una parte alimenta una actitud racista y discriminatoria en la sociedad nacional hacia el indígena del presente, de este modo, la violencia institucional del Estado alimenta una violencia social racial en contra nuestra y al mismo tiempo una sensibilidad social favorable a la política de Estado de segregación racial para que nada cambie. Por otra parte, promueve la convicción de que las raíces identitarias de México se encuentran en las milenarias culturas mesoamericanas pero asociada a la idea absurda de que los indios del presente somos ajenos a aquellas culturas maravillosas anteriores a la invasión española. De este modo se justifica, por ejemplo, la decisión oficial de impedirnos hacer uso de los antiguos centros ceremoniales para ejecutar nuestros rituales espirituales tradicionales. La lógica jurídica es que son propiedad de la Nación; ya no son nuestras por decisión del Estado mexicano, éste los puede concesionar a la iniciativa privada para que haga del turismo su negocio, pero les niega a los nietos de los antiguos mexicanos el derecho a su uso y disfrute para los fines por los que fueron creadas, es decir, para recrear nuestra vida social, política, cultural y espiritual.

            La política indigenista del Estado mexicano promueve en el mundo la “grandeza del pasado mesoamericano” y la invisibilidad -ante la sociedad nacional- de los Pueblos Indígenas del presente y ha sido tan exitosa que hasta los historiadores aún los más “objetivos” y/o “críticos” cuando hablan de “nuestra identidad como mexicanos” se refieren a la identidad de los mestizos y descubren su “profunda raíz en las culturas mesoamericanas”. Pero no hacen mención alguna a la existencia de los Pueblos Indígenas del presente. Reivindican como mestizos su origen identitario en las culturas anahuacas en nuestros ancestros  pero pasan sin voltear a ver a los herederos primeros y verdaderos que somos nosotros, como si no existiéramos.

            Los historiadores oficiales hacen recuento de la historia nacional pasando del pasado prehispánico al periodo de la colonia, de ésta a la independencia, luego a la reforma, llegan a la Revolución de 1910 y finalmente llegan al México moderno. Pero los Pueblos, Tribus y Naciones indias del verdadero México desaparecemos de su historia. Por eso la intelectualidad mexicana por mexicano entienden solo al pueblo mestizo como si los Pueblos Indígenas ya no existiéramos, como si los indios del presente fuésemos cosa del pasado.

            El indigenismo construyó una cultura anti indígena que influenció hasta a los sectores políticos democráticos y de izquierda. Hasta 1993 para el mundo de las ONG’s y el movimiento social lo indígena no existía como tal, era sinónimo de campesino. En el mismo tiempo la Izquierda electoral eran de la convicción mayoritaria de que ya no existían los indígenas, menos los Pueblos indígenas, ahora –decían- “todos tenemos algo de sangre indígena”, es decir, inferían que ahora social y étnicamente los mestizos representaban a lo indígena. En el presente, para el sector de la izquierda electoral más congruente, los Pueblos indígenas no somos sujetos políticos propositivos, solo somos una “propiedad cultural de la Nación” equiparable con la propiedad de la nación sobre su diversidad biológica, nada más y nada menos.

            Preservar la relación de dominio político y étnico del Estado mexicano sobre los Pueblos Indígenas es considerado un asunto de seguridad nacional y para la clase política conservadora, que gobiernan al país desde hace 90 años, los indígenas y nuestros Pueblos debemos ser eliminados culturalmente o reducidos a mero folklor, a elementos culturales del pasado “por razones de Estado”.

14.-     A contra corriente de los que se vive en México, y reconociendo más de 450 años de resistencia de los Pueblos indígenas del mundo la ONU aprobó el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en países independientes de 1989. Su repercusión en México tuvo efecto hasta 1992  con la reforma constitucional por la que se creó el artículo 4. Por fin después de 192 años el Estado mexicano reconocía -sin otorgar derechos- que los Pueblos Indígenas existían y que éramos “el sustento originario de la Nación mexicana”, pero solo nos concedían “el acceso a la jurisdicción del Estado” mexicano. A pesar de esto, la reforma sirvió para que el senado de la república ratificara el Convenio 169 y así formara parte de la legislación nacional. Desde entonces es el único instrumento jurídico internacional vinculante en materia indígena que protege algunos derechos fundamentales de nuestros Pueblos originarios de México y que a pesar de sus limitaciones nos ha servido invaluablemente.

            Ante la perseverancia de las organizaciones indias de México y del mundo y después de 30 años de lucha política internacional, en septiembre del año 2007, la ONU proclamó la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas que reconoce declarativamente otros más de nuestros derechos fundamentales como Pueblos y Culturas diferenciadas pero sin que los Estado nacionales estén obligados a respetarlos. Por lo que solo representa una obligación moral de acabar con la injusticia histórica que padecemos.

            Por otra parte el Movimiento Indígena Continental de Abya Yala o América  estamos luchando por la Declaración Americana de los Derechos de los Pueblos Indígenas pero hasta el momento los gobiernos de México, Estados unidos y Canadá ejercen un bloqueo para que no culmine con éxito la Declaración.

            En los últimos 18 años la lucha indígena y sus aliados democráticos han logrado reformas constitucionales o leyes secundarias en materia de derechos y cultura indígena en diferentes Estado federados del país. Pero salvo los derechos electorales en Oaxaca (ejercicio del derecho de elegir a sus autoridades municipales por usos y costumbres por la vía de los hechos), los demás ha sido claramente inaplicables. A nivel federal como a nivel de los Estados federados, el Estado mexicano ha accedido a conceder algunos derechos pero garantizando escrupulosamente que no se puedan ejercer. Este es el motivo por el que el Estado mexicano se niega a reconocer a los Pueblos Indígenas como Sujetos de Derecho Público.

            Después de años de lucha política a muchos Pueblos Indígenas y sus organizaciones autonomistas nos ha quedado claramente expuesto que el reconocimiento de los Pueblos Indígenas como Sujeto de Derecho Público es la piedra angular de la lucha histórica india. Ya existen algunos derechos en la Constitución Federal y las Locales pero no existe el Sujeto Tutelar del derecho, o sea,  el Sujeto Político. Éste no puede ni debe ser otro que los Pueblos Indígenas, tal y como lo establece la legislación internacional.

15.-     Gracias al levantamiento armado de los indios del EZLN en Chiapas en 1994 los Pueblos Indígenas volvimos a ocupar un espacio en el escenario político nacional, volvimos a ganar visibilidad, esto fue el gran aporte del EZLN al Movimiento Indígena Nacional. Aunque este movimiento amado inicialmente no era un movimiento indígena, sino un movimiento de pobres en contra del neoliberalismo, su composición mayoritariamente indígena concitó nuestra solidaridad inmediata e incondicional. Por eso, a invitación expresa, aceptamos ser asesores del EZLN durante el diálogo de San Andrés. Apostamos y contribuimos al diseño y redacción de los Acuerdos de San Andrés y apostamos a que éstos tuvieran el papel de programa político unificador de los indios del país y más adelante también contribuimos a construir al Congreso Nacional Indígena y apostamos a que éste fuese el espacio de convergencia y de organización nacional indígena, pero desgraciadamente en ambos propósitos fracasamos.

            En un exceso de protagonismo las organizaciones indígenas sustituyeron a los Pueblos, Tribus y Naciones indias y antepusieron sus diferencias ideológicas a sus coincidencias políticas. Por otra parte, no se comprendió a tiempo que los acuerdos de San Andrés no cabían en un Estado monocultural y monoétnico, y que modificarlo es una tarea pactada no solo de los indígenas sino de una nueva mayoría social y política del país, de indios y de no indios, de debajo, de en medio y de arriba, de la izquierda pero también y fundamentalmente de verdaderos demócratas pues éstos no existen  a la izquierda y los de izquierda no todos en verdad los son, ni no todos son demócratas. Con la reforma constitucional del año 2001 se mostró y demostró que la clase política de “izquierda” y de las derechas se unifican para preservar al Estado monoétnico y el modelo de Nación única.

            Ahora comprendemos que los indios, nuestros Pueblos y organizaciones (en paralelo, juntos, ni atrás ni adelante uno de otra y sin sustituir uno a otra o a la inversa), debemos rebasar nuestras propias fronteras locales y hacer política nacional, debemos pactar con otros Pueblos, Tribus y Naciones indias y organizarnos nacionalmente; debemos consensar interna y nacionalmente un Proyecto Indígena de Nación y construir sólidas alianzas políticas con los demócratas del país para construir un Proyecto Alternativo de Nación común. Ahora nuevamente cobra vigencia la demanda histórica que expresamos en 1996: ¡Nunca más un México sin nosotros!


 

II) POR UNA RELACIÓN POLÍTICA DEMOCRÁTICA E INTERCULTURAL

1.-       La Nación mexicana (desde su fundación en 1824), nació con una sola religión: la católica, un solo lenguaje: el español, una sola cultura: la española criolla y una sola autoridad y ley: la constitucional y liberal. Nuestra espiritualidad volvía a considerarse cosa del demonio y no sería tolerable; A partir de ahora si queríamos participar en la vida de la nación debíamos hablar en español; nuestra cultura sería considerada durante décadas como salvaje, inferior y retrógrada y un obstáculo para la prosperidad por lo que debía desaparecer; nuestra organización política tradicional y sus prácticas de gobierno, administración y justicia autónoma fueron consideradas ilegales.

            Al imponerse el modelo de Nación Única y Estado Republicano y luego de ser reafirmado por el Constituyente de 1917 se decidió al mismo tiempo que los Pueblos, Tribus y Naciones indias deberían dejar de existir al menos legalmente. Consecuentemente la relación política histórica que impuso el Estado mexicano a los Pueblos indígenas fue de segregación étnica y de dominio político.

            Los constituyentes de 1824 y de 1910 no solo no consideraron la construcción de una Nación pluricultural como éramos en la realidad, sino que ahora debíamos dejar de ser indígenas para ser verdaderos mexicanos. Ahora quedábamos en el total desamparo.

2.-       El nuevo Estado mexicano se anexó todos los territorios indígenas existentes en el que fue el “virreinato llamado antes Nueva España, el que se decía capitanía general de Yucatán, el de las comandancias llamadas antes de provincias internas de Oriente, y Occidente, y el de la baja y alta California con los terrenos anexos e islas adyacentes en ambos mares”. Pero cuando México perdió casi la mitad de su territorio con la guerra que culminó en los Tratados de Guadalupe Hidalgo de 1848 los más protestaron por la pérdida de territorio pero nadie lamentó la división de los territorios ancestrales de nuestros Tribus y Naciones indígenas del Norte. Reclamamos el derecho histórico de nuestros pueblos indígenas del norte a su unidad étnica y cultural sin importar las fronteras de los Estado-Nación que los dividieron.

3.-       El Pueblo mexicano se encuentra en condiciones de hartazgo hacia el Estado que lo domina, hacia la clase política que lo gobierna y hace enormes esfuerzos por unirse para luchar por cambiar las condiciones estructurales de la crisis sistémica del país. Pero sigue mirándose a sí mismo sin reparar en que los Pueblos indígenas existimos y que compartimos su angustia y desesperación. Quizá sea el momento en que tomemos la iniciativa de convocar a múltiples encuentros de sociedades para sanar las heridas de agravios y construir una alianza de propósitos y aspiraciones comunes.

4.-       El Pueblo mexicano, los Pueblos indígenas, sus organizaciones y partidos y en especial los demócratas del país debemos pactar la paz y una nueva relación democrática e intercultural, es decir una relación de solidaridad política, de ayuda mutua, de intercambio de bienes y cultura y de retroalimentación espiritual.

5.-       El actual Estado mexicano ha tenido al menos dos oportunidades históricas en los últimos 15 años para transitar de una histórica relación política de dominio sobre los Pueblos indígenas hacia una relación democrática e intercultural pero las ha despreciado. Incumplió los Acuerdos de San Andrés de 1996 y al desecharlos en el año 2001 se negó a reconocer la diversidad étnica y cultural del país.

6.-       Estimamos que la clase política conservadora que ahora es dominante no le interesa democratizar al Estado ni a la sociedad. En consecuencia el Movimiento Indígena Nacional contribuirá  a la construcción de una mayoría social y una mayoría política para que Pactemos una Revolución democrática y pacífica que consensue con la Nación la convocatoria a un nuevo Constituyente que redacte una nueva Constitución que cancele el erróneo modelo de Nación única y promulgue una nuevo Estado Plurinacional Democrático con lo que inauguremos una genuina Unidad en la diversidad de la Nación y de su Estado nacional

7.-       Una nueva Relación Democrática e Intercultural de los Pueblos Indígenas con el Estado mexicano implica reconocer la diversidad étnica y cultural del país, lo cual debe expresarse al menos en lo siguiente: que los tres Poderes del Estado tengan una composición pluriétnica representativa y mandatada; que sean de pluralidad jurídica, es decir, que  se rija por dos sistemas normativos: el del derecho positivo y el del derecho indígena; que las instituciones, sus planes, programas y políticas públicas sea pluricultural; que en especial las instituciones de educación indígenas sean culturalmente apropiada, que recupere la historia verdadera de cada Pueblo Indígena y se incorpore a la educación formal, que ésta sea al menos bilingüe y escolarizada para lograr un desarrollo simétrico entre regiones y entre etnias; que los Pueblos Indígenas puedan y deban contar con sus propios medios de comunicación escritos y audiovisuales; que instituya el autodesarrollo indígena en condiciones de autonomía y libre determinación; que instituya el derecho de nuestros Pueblos a reconstituirse en su memoria histórica, en su identidad y saberes y que se instituya que el patrimonio histórico de la Nación significa el uso, disfrute y administración conjunta entre los pueblos indígenas y el Estado mexicano que tenga como eje rector la decisión de fortalecer el desarrollo espiritual de nuestros Pueblos.




 
III) REFUNDAR EL ESTADO-NACION
HACIA UN ESTADO PLURINACIONAL DEMOCRÁTICO EN MÉXICO

1.-       Los Pueblos Indígenas de México, las fuerzas políticas del país y la sociedad nacional no indígena de manera representativa deberán convocar a un nuevo Constituyente y en él Pactarán la Refundación del Estado mexicano como un Estado Plurinacional Democrático y suscribiremos un nuevo Pacto Federal para el reconocimiento constitucional de los Pueblos Indígenas como Sujetos de Derecho Público y a sus Territorios tradicionales, municipios o regiones indígenas  autónomos como un cuarto nivel de poder.

            Se deberá indicar expresamente que los Pueblos Indígenas forman parte del Estado Plurinacional  Democrático y la Nación mexicana de manera autónoma y libremente determinada. Que los Pueblos indígenas los constituyen o tiene derecho a reconstituir: a) un Territorio en donde ejercen una soberanía relativa, b) un Gobierno autónomo, c) una Ley propia que regula su convivencia interna, d) una Lengua materna, cultura e identidad propia con derecho a recrearla y reproducirla de manera autónoma y e) una Espiritualidad que libremente se dan a sí mismos.
           
            Los indios nunca más debemos ser extranjeros en nuestra propia tierra. Seremos mexicanos sin perder nuestra identidad madre. El Estado Plurinacional será la expresión política de la unidad en la diversidad, de la unidad armoniosa y en paz de etnias y sus culturas diversas, por lo cual deberá instituir nuestro derecho a la identidad madre garantizando que el acta de nacimiento y el documento de identificación oficial de la persona indígena indique su origen étnico y deberá instituir que en adelante a la persona indígena se le denomine por su gentilicio de acuerdo a su lengua materna.

2.-       El nuevo Estado Plurinacional con la participación pluriétnica y pluricultural representativa de los actores políticos nacionales tendrá la tarea trascendental de iniciar un proceso que podríamos llamar de “Descolonización” que tendrá por objetivo hacer una evaluación detallada de las consecuencias y secuelas de la política de Estado en materia indígena llamada Indigenismo y diseñar y ejecutar una estrategia para su desmantelamiento a nivel institucional, en el marco jurídico nacional y a nivel cultural en la sociedad nacional no indígena.

            El proceso de Descolonización, respaldado en el Comité de Descolonización de las Organización de las Naciones Unidas y fundamentado en la legislación internacional vigente deberá iniciar una nueva ingeniería institucional en los tres Poderes de la Unión para garantizar la participación en ellos de los Pueblos Indígenas de manera representativa, mandatada y autónoma y diseñar. Así mismo deberá diseñar y ejecutar una nueva política social de Estado para la conciliación, reconciliación, diálogo intercultural y unidad nacional en la diversidad.

3.-       La imposición a etnias diversas el criterio jurídico Liberal de Igualdad ante la Ley Positiva (que es monocultural y monoétnica) es inmoral, es una injusticia inaceptable. Por eso, el nuevo Estado Plurinacional deberá ser de Pluralidad Jurídica. El Estado nacional deberá pactar con los Pueblos Indígenas las funciones y competencias de sus sistemas judiciales, instituciones y leyes respectivas.

4.-       El nuevo Estado Plurinacional Democrático deberá sustituir el actual sistema de partidos por novedosas fórmulas de representación ciudadana y por la participación política que los propios Pueblos indígenas determinen de manera autónoma. Los Acuerdos de San Andrés deberán ser retomados para su revisión y aplicación puntual guiados por el objetivo de buscar el equilibrio de aspiraciones e intereses legítimos de las diversas etnias, culturas, clases, sectores y estratos sociales que reconstruyan la armonía social, política, cultural y económica para vivir y prosperar en paz.

5.-       Los criterios políticos rectores en la construcción permanente de los equilibrios para vivir en armonía y en  paz son: A) el criterio de Equidad de Oportunidades que garantice el desarrollo asimétrico entre las etnias, culturas, clases, sectores y estratos sociales. B) el Pacto Político hecho ley de todos los actores políticos de izquierdas, derechas, demócratas, organizaciones y Pueblos Indígenas para reconocer como legítimos los derechos e intereses  individuales siempre y cuando no se afecte a los derechos e intereses de la comunidad en los cuatro niveles de gobierno. C) el Pacto político hecho ley de todos los actores políticos y de la sociedad civil para no tolerar la corrupción e impunidad. D) los mecanismos efectivos para garantizar la participación representativa y directa de la sociedad para fiscalizar, para proponer, para revocar mandatos y para ejercer de manera directa la soberanía popular si fuese necesario.

6.-       Al seno de la Nación por ser una gran comunidad no deben existir enemigos, porque éstos se eliminan mutuamente; solo puede haber adversarios con diferencias que se deben resolver mediante procedimientos pacíficos y democráticos e interculturales, es decir, mediante el diálogo y la construcción de mayorías sociales y políticas en plena libertad de pensamiento, organización y manifestación.

            En un Estado Plurinacional Democrático se gobierna de acuerdo a la voluntad de la mayoría y el Estado debe preservar los derechos de la minoría. Los que hoy son mayoría mañana puede ser minoría
           
            Los elementos diferentes son necesarios porque son complementarios. Nuestros ancestros nos legaron el conocimiento de que todo en la vida es dual y como tal no son elementos contradictorios y mutuamente excluyentes, son elementos diferentes y complementarios, necesarios para que continúe la vida y evolucione.

            La cultura política tanto de derechas como de izquierdas rigen su práctica política enfundados en que las clases sociales luchan para excluirse y de ser posible destruirse. Esa ha sido la historia de la humanidad hasta ahora porque unos y otros han hecho del Poder y la riqueza la razón de su existencia. Pero el propio marxismo que ambos estudian dice que todo en la naturaleza es una contradicción: el positivo y el negativo se repelen pero se mantienen en unidad porque no es pensable el uno sin el otro, se necesitan mutuamente. El problema no es la desaparición de una de las partes sino las reglas de su coexistencia poniendo en el centro el interés y las aspiraciones de la comunidad.

            La no comprensión de esta ley elemental ha conducido a un escenario mundial de guerras permanentes, a la destrucción de nuestra Madre naturaleza, a la explotación y el exterminio del hombre por el hombre, a la violencia social y el crimen organizado, a la desaparición del llamado socialismo real y a las crisis recurrentes del capitalismo hasta el momento actual que cuestiona la ilegitimidad del paradigma del capitalismo en su fase imperial.

7.-       México también ha llegado al límite de su existencia como Estado-Nación al haber permitido el secuestro de su Estado Social de Derecho por una mafia institucional y el crimen organizado. El Pueblo mexicano y los Pueblos Indígenas como parte de éste están llamados a abrir nuevas brechas para abolir la corrupción, la impunidad y los intereses ilegítimos en nuevos modelos de coexistencia regidos por lo público y lo comunitario en un nuevo Estado Democrático Plurinacional

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