viernes, 29 de octubre de 2010

¿Le interesa a alguien el cambio climático?


¿Le interesa a alguien el


cambio climático?

Jorge Sarquís

Coloquial, sencillo, sin tecnicismos incomprensibles, Carlos Welsh se sentó a platicar con los quince o dieciocho que acudimos a la cita *. Carlos tiene una trayectoria académica impresionante, sin lugar a duda. Aquí sólo destacaré que tanta entrega le ha merecido la invitación –entre otras cosas- a fungir como Profesor colaborador de la Cátedra UNESCO en sostenibilidad, de la Universidad Politécnica de Cataluña; como Profesor del Instituto de Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona y como consultor en algunos comités científicos internacionales de los que emanan recomendaciones y lineamientos para proyectos legislativos y para la toma de decisiones que todos nos atañen, sobre todo a futuro. Por desgracia, igual que ocurre con tantos otros asuntos de actualidad, parece que la preocupación por el cambio climático y sus efectos ha cedido su lugar a la indiferencia. Ya nos acostumbramos a vivir también bajo la sombra de la amenaza de la extinción global a causa de lo que estamos dejando de hacer.
El mensaje es claro, ya quedó atrás la etapa de discusión sobre la veracidad del cambio climático: sí está ocurriendo; apenas el 5% de los estudiosos del tema persiste en negar el fenómeno. Sin embargo, como cuando alguien acepta un problema de alcohol, de la negación el mundo ha pasado a la aceptación -confieso que el símil es intencional por doble partida, dado el carácter igualmente dañino del cambio climático para la salud humana que de la bebida y por la dificultad de hacer algo al respecto. En efecto, de la aceptación a la decisión de cambiar, resta mucho por hacerse y poco tiempo para decidirnos a empezar. Entre la propia comunidad científica, la opinión mayoritaria es que no es posible afirmar que sabemos lo que hay que hacer o si habrá la necesaria voluntad política para implementar globalmente soluciones a fondo; ni siquiera si tal implementación redundará en los efectos positivos deseados.
Todo el poder de la tecnología moderna no es aún suficiente para modelar satisfactoriamente el comportamiento del clima global a futuro. La enorme complejidad de la realidad climática que experimentamos es el equilibrio dinámico que resulta de una intrincada red de interacciones entre un número aún desconocido de factores. Así, no es fácil calificar un fenómeno como el huracán Karl como algo atípico, pues cae en el rango de la variabilidad observable en la ocurrencia de estos fenómenos meteorológicos en el contexto del largo plazo. Esto es lamentable así y resulta desalentador, tanto que la inclinación a decir: “¡salud y sigamos pecando!” no es poca, aún entre quienes sí piensan en sus hijos y sus nietos.
Me recuerda todo esto aquella famosa obra de Calderón de la Barca, La Vida es Sueño. Como el héroe de esa trama, nosotros también deberíamos optar por ser más amigables con el ambiente, si no por una buena razón comprendida más allá de la menor duda, por si acaso…
La cita fue el 27 de Octubre de 2010

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