domingo, 17 de octubre de 2010

Tropiezo del IEV

Tropiezo del IEV 

Rubén Calatayud

Domingo, 17 Octubre 2010

El hecho de que el Tribunal Federal Electoral haya descubierto irregularidades en más de 90 casillas del Distrito de Córdoba durante las pasadas elecciones, causó no poca sorpresa entre los votantes.
No se imaginó que hubiera tal porcentaje de anomalías cometidas y, aunque algunas hayan sido leves y otras no tan leves, sí ponen en entredicho a las autoridades electorales locales y estatales. Conteos y demás errores que a la mejor resultan insuficientes para echar abajo el triunfo de los ganadores pero que sí pueden ser bastantes para la destitución de los funcionarios correspondientes.
Sí tienen más consistencia los argumentos que ha hecho valer el partido de Convergencia por la Democracia al atacar la validez de la elección de gobernador porque se basan en evidencias de todos conocidas, en conductas muy reprobables del PRI para hacer triunfar a su candidato, tales como comprar el voto de la gente humilde mediante la repartición de despensas, láminas y todo tipo de ayudas comprometedoras para dar el voto al tricolor; hacer un gasto excesivo y ostentoso de campaña mediante los generosos repartos de camisetas, ropa y cachuchas por miles de unidades; botar el dinero en concentraciones en toda la entidad, dinero que obviamente salió de las arcas del Gobierno del Estado para dar el triunfo al señor Duarte.
Esa gran diferencia de recursos económicos sobre la disponibilidad de los otros partidos, a todas luces indebida e inmoral, a mi juicio, tiene que ser suficiente para invalidar la pasada elección y convocar a otra nueva.
Gastar el dinero a manos llena duele y derrochar lo que los ciudadanos pagaron como impuestos y las participaciones del Gobierno federal, eso no tiene nombre, aparte de que basta por llamar a juicio a los gobernantes estatales para que expliquen su indebido proceder. No tiene perdón de Dios dilapidar de tal manera mientras haya tanta miseria en un Estado tan rico como Veracruz.
También es injustificado el proceder del presidente Calderón por haber recibido ya en Los Pinos al “ganador” del PRI como si ya en definitiva se hubiera resuelto la instancia del Tribunal Federal Electoral y que haya invitado al señor Duarte y a otros gobernadores electos a reuniones como si su triunfo ya estuviera hecho y cocido. Tanta premura no es digna de tal alto funcionario como lo es Calderón. 

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