Desde Palestina: Especial para Grandes Montañas
Por: Laura Ponce
Algunos de las proyectiles de gas lacrimógeno recolectados en el pueblo
de al-Nabi Saleh. Foto Omar Enzo
Mañana 26 de septiembre Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, anunciara si extiende el congelamiento de la construcción de asentamientos israelíes en Cisjordania.
Revisando los periódicos mexicanos del día de hoy me doy cuenta que sólo la Jornada publica una nota traducida de AFP en la que más o menos se resumen las declaraciones de los últimos días en torno a las negociaciones y en la que –breve y no muy claramente- se hace referencia a los últimos enfrentamientos entre palestinos de Jerusalén Este y fuerzas armadas israelíes. Sin embargo, el tono "imparcial" de la nota hace que se omitan explicaciones necesarias para entender el por qué del rechazo de Abbas -presidente de la Autoridad Palestina- a continuar en las negociaciones si no hay un cese total de las construcciones de asentamientos ilegales o bien por qué y cómo se desataron las manifestaciones violentas de este fin de semana en Jerusalén Este.
Estoy convencida que la prensa nacional no nos informa sobre lo que sucede en esta parte del mundo y no quiero entrar aquí en detalles del por qué, simplemente me siento en la obligación de completar la escasa información que llega a México y matizar todos los detalles que omiten -esperemos no de forma intencional- una gran parte de la realidad palestina.
He oído decir muchas veces que el conflicto entre Palestina e Israel es demasiado complicado y largo y tengo la impresión de que para muchos lectores no especializados o no interesados en el asunto (o, en su defecto, obsesionados como yo) basta con decir que el asunto es demasiado complicado para dejarlo rápidamente de lado y pasar a otra cosa. Bueno, pues sí. El conflicto ha sido demasiado largo, pero no es demasiado difícil de entender si se va al origen de este –y no se dejen engañar, que el problema no empezó hace dos mil años como quieren hacernos creer muchos diciendo que es un conflicto entre religiones (tan débil es el argumento que no toma en cuenta que el profeta Muhammad no había nacido entonces!)- sino a finales del siglo XIX con la primera conferencia sionista que buscaba encontrar una solución a la discriminación que vivían los judíos en Europa y al éxodo constante al que hasta entonces se habían visto sometidos.
Así que, primera mentira hecha verdad a fuerza de repetición: imposible entender el conflicto, por lo tanto es mejor ignorarlo. No quiero entrar en detalles semánticos pero creo que es necesario aclarar otro punto y es que más que designarlo como conflicto considero que deberíamos referirnos a una ya larguísima injusticia cometida con la complicidad y el silencio de la comunidad internacional.
Efectivamente, el pueblo judío en Europa era victima de una terrible e injusta discriminación en las vísperas de la primera guerra mundial, fenómeno que se acrecentó en el periodo de entreguerras. La situación de los judíos en Europa fue en detrimento constante y los atropellos a los derechos más elementales de un ser humano culminaron en la espantosa masacre de millones, eso sin hablar de los traumas físicos y psicológicos que sufrieron los supervivientes.
Sin embargo, y he aquí otra de las verdades a medias que se han vuelto una respuesta inmediata ante cualquier critica que se haga a Israel, la colonización de Palestina no comenzó tras el Holocausto para albergar a los sobrevivientes de este. La implementación de los primeros asentamientos de judíos provenientes de Europa, así como la destrucción de muchos pueblos palestinos y en consecuencia el éxodo de más de 85,000 palestinos comenzó ya en los años veinte.
También se nos ha hecho creer que Palestina era un territorio desierto. Recordemos tan solo el famoso eslogan a favor de la migración judía de 'una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra; pero curiosamente los 700,000 habitantes que poblaban Palestina en 1917 no eran una visión o una alucinación producto de la deshidratación en el desierto. Todos esos palestinos habían vivido allí por generaciones y generaciones; ahí tenían sus casas, tierras, cultivos y negocios; ahí nacían sus familias y ahí mismo estaban enterrados sus antepasados. Sin embargo, en el transcurso de unos pocos años los judíos recién llegados de Europa se hicieron de las tierras mas fértiles a través de mañosos artificios legales en clara cooperación con los británicos que en ese entonces todavía eran los gobernantes de lo que tras la Primera Guerra Mundial había sido denominado como el Mandato Británico. Los palestinos que por generaciones habían habitado y cultivado esas tierras se verían impedidos a hacerlo y fueron forzados a mudarse a otro lugar por la única razón de no ser judíos. La migración forzada de palestinos no empezó, pues, como se suele creer en 1948 (en lo que se conoce como Nakba o catástrofe del pueblo palestino) sino muchos años antes del Holocausto y otros tantos más de que se estableciera el Estado de Israel en Palestina.
Es así como se cuenta la segunda mentira: la migración judía a Palestina fue una respuesta directa a las atrocidades del Holocausto. Para el sueño sionista que buscaba una tierra para el pueblo judío y más tarde para un estado judío, la presencia de los palestinos en Eretz Israel constituía –y hoy en día sigue constituyendo- un impedimento para la realización completa del proyecto sionista. Esta afirmación no tiene nada de antisemita y puede documentarse perfectamente en los discursos de los grandes pensadores del sionismo y de los posteriores jefes de estado israelí.
Pero volvamos a la especificidad semántica antes mencionada. Dejemos de tratar al conflicto como conflicto y veámoslo como lo que es: una injusticia llevada a cabo en nombre de la reparación de otra injusticia, pero que tuvo desde el inicio la clara idea de desplazar a un pueblo para favorecer a otro.
Ahora bien, parece que hasta aquí estamos todavía muy lejos de las famosas negociaciones que dependen de la declaración de Netanyahu del día de mañana. Ciertamente antes de pasar a ellas tendría que mencionar a detalle las atrocidades cometidas previas al fin del Mandato británico, es decir, en los últimos meses de 1947 y el primer cuarto de 1948, como por ejemplo la sistemática masacre de unos 120 palestinos, todos ellos civiles, hombres, mujeres y niños del pueblo de Deir Yassin a manos de las milicias Irgun y Stern Gang. La impresión que generó masacre en los palestinos sería utilizada más tarde en la guerra del 48 como una amenaza psicológica para forzar a los palestinos a abandonar sus tierras (no obstante los israelíes dirían que fueron los líderes palestinos quienes sugirieron a su pueblo abandonar sus hogares y regresar después).
La limpieza étnica continuaría tras la declaración de la creación del estado de Israel y sería tan efectiva que, de acuerdo con las cifras de la UNRWA (United Nations Relief and Works Agency for Palestine Refugees in the Near East) 750,000 palestinos habrían sido expulsados -a los que habría que añadir unos 200,000 más que gracias a su posición económica pudieron escapar antes de verse forzados a vivir bajo los árboles o en tiendas de campana a las afueras de los países vecinos.
En 1949 sesenta por ciento de los 1,4 millones de palestinos se convirtieron en refugiados. Esa cifra ha ido creciendo y hoy, a finales de 2010, hay registrados 4,7 millones de refugiados palestinos dispersos dentro de Cisjordania y Gaza, y entre Jordania, Líbano, Siria y Jerusalén Este[1]. A pesar de de todas las resoluciones de las Naciones Unidas y de Corte Internacional de Justicia Israel sigue negándo a los palestinos el derecho al retorno y a las debidas compensaciones por las pérdidas materiales, los daños psicológicos, emocionales y físicos inflingidos durante todos estas décadas.
Calle dividida en la ciudad de Hebrón. El lado izquierdo es para los palestinos
y el derecho para los israelíes. Los palestinos no tienen derecho a usar autos,
mientras que los israelíes sí. Al fondo una caseta de soldados que impiden a los
palestinos cruzar al lado que les está prohibido.
Actualmente, Cisjordania y Gaza constituyen únicamente el 22% de la Palestina histórica, es decir el territorio anterior a la guerra del 48. Israel se anexó el resto del territorio durante las guerras del 48 y el 67 y posteriormente a través de evicciones forzadas, incursiones militares o expansión de los asentamientos ilegales, creación de carreteras y calles exclusivas para israelíes, la construcción del muro y la designación de reservas ecológicas o áreas verdes en territorios donde la población es –o fue- mayoritariamente palestina.
Es dentro de este contexto en el que debemos ver el posible retiro de las negociaciones mencionado por Abbas si Netanyahu no extiende el congelamiento de los asentamientos ilegales en territorios palestinos. No se trata de un capricho o de una mala voluntad de parte de los palestinos, pero ¿cómo se justifica que los israelíes sigan construyendo asentamientos ilegales dentro del 22% que se supone será el territorio del futuro estado palestino que el presidente Obama sueña ver el próximo año? ¿Por qué habrían de aceptar los palestinos una sola construcción mas en su territorio cuando los israelíes no han siquiera retirado los 505[2] puestos de control al interior de Cisjordania y cuando se permiten realizar incursiones militares para detener a palestinos en territorios en los que supuestamente no tienen jurisdicción alguna? ¿Por qué habría de permitir la comunidad internacional la continuación de la construcción de asentamientos en áreas ocupadas en 1967 cuando es por todos sabido que estos violan el derecho internacional, que son contrarios a las resoluciones de la Asamblea General de la ONU y de las Convenciones de Ginebra que Israel ignora desvergonzadamente año tras año? ¿Por qué si en 2004 la Corte de Justicia de la Haya declaró que la construcción del muro israelí y que las actividades de los asentamientos en Cisjordania violan el derecho internacional no se sanciona o boicotea a Israel como se haría seguramente con cualquier otro estado?
En fin, un poco del panorama a venir. Trato de mantenerme lejos de las teorías conspiracionistas, pero vivir en Palestina te hace un poco más paranoico y pesimista. Quizá no se trate de un plan estratégicamente diseñado para difamar a los palestinos y a su débil, muy débil y corrupta autoridad, pero sí de un mal hábito que se convirtió en regla: el dar a conocer un solo lado de la historia en casi toda la prensa internacional. Pues bien, desde que empezaron las negociaciones habrán escuchado sobre la muerte de 4 colonos en las afueras de la ciudad Hebrón cuya responsabilidad reivindicó Hamas unas horas más tarde. Habrán escuchado también sobre los violentos enfrentamientos de este fin de semana en Jerusalén Este entre palestinos y fuerzas israelíes, aunque casualmente las fotos sólo retraten a palestinos arrojando piedras o incendiando llantas. Tal parece que a los periodistas les gusta mucho repetir los clichés o quedarse atrapados en imágenes que saben que venden. Sería interesante que en lugar de retratar el típico joven con el rostro cubierto con una keffiyeh (palestina como le dicen en México) retrataran a los colonos que atacan a los palestinos de forma sistemática resguardados por soldados israelíes.
Policía, soldados y fuerzas de protección civiles desués
de atestiguar ataques de colonos israelíes del asentamiento
Kyriat Arba a un miembro de la familia al Jabari en la ciudad de Hebrón.
Sería bueno que se publicaran más fotos de los campos y cultivos destruidos por esos mismos colonos que habitan de manera ilegal en los territorios de Cisjordania y que arrancan o queman árboles de olivo al tiempo que rompen los vidrios de las casas de palestinos. Sería provechoso que se mencionara la violencia y la ilegalidad con que los soldados dispersan las manifestaciones en contra del muro o que reclaman la devolución de tierras palestinas confiscadas por el estado israelí, ya sea usando munición real, lanzando proyectiles de gas lacrimógeno dirigidos directamente a los manifestantes, utilizando bombas de sonido o la 'ultima y más sofisticada bomba de aguas negras (llamada en inglés 'skunk bomb') cuyo olor se impregna en la piel, el cabello y la ropa. Sería novedoso que se hablara de las fuerzas privadas que protegen a los colonos judíos y que tienen el permiso de disparar a cualquier palestino que 'atente' contra su seguridad. Sería sin duda descriptivo que se mencionara lo cansado, tedioso y humillante que es cruzar un 'checkpoint' todas las mañanas para ir a la escuela o al trabajo y lo mismo al volver a casa, pero parece que a nadie se le ha ocurrido que la otra cara de la ocupación también puede vender.
Checkpoint de Qalandia entre Ramallah Jerusalén. El tiempo de tránsito puede ir de los 15 minutos a más de dos horas.
Quizá no tenga el mismo impacto en el lector saber que la 'única democracia del Medio Oriente' obstaculiza el transporte de ambulancias con heridos o enfermos dentro de ellas por 'razones de seguridad'. Quizá tampoco vende tanto reportar que tan solo entre enero y junio de 2010 los israelíes han demolido 201 casas palestinas y que algunas de ellas han sido demolidas una y otra vez después de haber sido reconstruidas.
Extraño. Las fotografías y videos son lo suficientemente impactantes como para hacer una gran primera plana, pero quizá pocos son los periódicos que saben que ahí está la mina de oro. Pero seguramente me equivoco y todo es parte del delirio de persecución que se genera al vivir en la Palestina ocupada. Debería mejor unirme a todos aquellos que han optado resignadamente por la normalización de la ocupación y tomarme un fin de semana de descanso en las playas de Tel Aviv o en los bares de Jerusalén Oeste y, ¿por qué no? ligarme a un orgulloso y nacionalista rambo veinteañero con lentes obscuros y M-16 a la espalda. Al fin, si hay tanta gente que puede caminar en Israel con los ojos abiertos y aun así no ver nada, quizá yo también pueda hacer como si el muro no existiera.
Graffitti en el muro en Bethlehem: 'Una mattina mi son svegliato e ho trovato l'invasor' (Una mañana me desperté y encontré al invasor).
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