Restaurar el viejo régimen sería
un fracaso monumental: Olvera
· Los espacios de participación ciudadana, bloqueados por intereses políticos; los partidos colonizaron los órganos autónomos garantes de derechos ciudadanos
Juan Carlos Plata
Que en el curso de tan sólo 12 años de una democracia electoral precaria México termine en la restauración del viejo régimen, sería trágico para el país y un fracaso monumental, aseguró el investigador Alberto Olvera Rivera, durante la presentación de su libro La democratización fallida, llevada a cabo en el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2010 que organiza la Universidad Veracruzana (UV).
El libro que presentamos atiende una problemática muy importante para México hoy, entender por qué este país no logra democratizarse y por qué estamos a punto de darle un giro completo a la historia de la transición democrática”, explicó.
La obra –editada por la UV y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS)–, explicó Olvera Rivera, quiere abarcar los dos terrenos en los que creímos que se construiría la democracia más allá de lo electoral: los institutos que garantizaban derechos de ciudadanía y los espacios de participación ciudadana, que han sido víctimas de los intereses cortoplacistas de una clase política sumamente ignorante de lo que es una política moderna, un gobierno democrático verdadero y de lo que significa tener objetivos de largo plazo en la construcción de una nación.
“Los dirigentes de todos los partidos políticos de México comparten intereses políticos de muy corto plazo, no logran ver más allá del siguiente ciclo electoral y son incapaces de pensar de una manera distinta el orden político existente”, dijo.
El académico e investigador afirmó que uno de los problemas fundamentales que detiene el éxito de la democratización mexicana es la colonización política de las instituciones garantes de derechos, como las comisiones de Derechos Humanos, los institutos de acceso a la información, los institutos electorales.
“Estas instituciones se fundaron sobre la promesa de la ciudadanización y jugaron un papel central en la transición a la democracia, pero en la actualidad están resintiendo los asaltos de la clase política y han disminuido su potencial de contribuir a la creación de ciudadanía y democratizar la vida pública.”
En el libro, dijo Olvera Rivera, los espacios de participación ciudadana se conceptualizan como espacios de encuentro entre sociedad civil y Estado, en los cuales se dirimen distintos conflictos y en los que cada uno de los actores llega con su propia cultura y agenda.
“México no carece de espacios relevantes de participación ciudadana, pero están bloqueados por distintos tipos de intereses políticos y por una cultura muy generalizada en la que se supone que la autoridad debe ser escuchada de forma determinante.”
Un ejemplo claro de esto, sostuvo, es el de la educación, si los Consejos de Participación Social en Educación –establecidos en 1993– realmente funcionaran, tendríamos un mejor sistema educativo, pero los maestros y los directores de escuelas no los dejan cumplir con su labor de supervisor.
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